Primer Maestro de Silos, Los Discípulos de Emaús, relieve tallado con incrustaciones de azabache, en el panel Norte del pilar NE del claustro bajo, siglo XI-XII, Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos).

 

La manifestación de Jesús en el camino de Emaús

La escena está dentro de un arco de medio punto, significando que tiene sentido completo. Hay tres hombres barbudos, con aureolas, los ojos negros de azabache incrustado, que caminan descalzos de izquierda a derecha (Lc. 24, 15-16: Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen); a la derecha, el primero es más alto, sobresaliendo del espacio, con una cruz en el aura, porque es el Señor, con gorro, y zurrón de peregrino, tensando una cuerda; habla animadamente con el segundo, mientras el tercero escucha, llevando un libro cerrado. El Señor está cambiando de dirección, girando hacia Su derecha.

Son los discípulos de Emaús, alcanzados por el Señor, que les acaba de explicar las Escrituras. El de la izquierda lleva la Biblia, una caja cerrada, porque no entiende su sentido. Hay una línea en la composición que lleva desde el libro, en la parte más baja, subiendo por la orla del manto de Cleofás, el segundo (identificado para dejar patente que no es de los Once), y acabando en los brazos del Señor, precisamente en la cuerda que Él tensa; Cristo les está manifestando el sentido oculto de la Escritura (Lc. 24,32: Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de Él decían): la cuerda trenzada (Ecli. 4,12) que Él escurre y tensa, sacándole todo el jugo, hasta la última gota, está impregnada con la sustancia bíblica  de las Palabras de Dios que hacen referencia al Mesías, presentado aquí como el Varón de Dolores (Is. 42,1; 53, 1-12; Lc. 24,26: ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?): así, Pasión y Resurrección encajan en el plan de Dios; y es ahora que se alcanza la plenitud de los tiempos.

Los ojos, negros incrustados, hacen ver la atención a la manifestación (Lc. 24,32: Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?), y aún se les abrirán más, en la cena (Lc. 24,31: Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron). Habiendo acabado, Jesús hace ver que sigue el camino, a diferencia de los discípulos; entonces, Cleofás le pide, con gesto vivo, que se quede con ellos (Lc. 24,28-29: Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.  Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado); así acaba aquí la Historia, que deja la cena de Emaús, y es su continuación.

Tanto los primeros escritores cristianos, los Padres de la Iglesia, como los mismos rabinos, explicaban la Escritura mediante el recurso de toda una cadena de citas bíblicas, teniendo en cuenta el carácter sistemático y sinfónico de la Palabra de Dios, con Su diversidad armónica de conceptos; este recurso interpretativo inter-textual, aquí la cuerda trenzada que el Maestro escurre, fue casi el único hasta la llegada de la Escolástica (con Santo Tomás, en el siglo XIII), que tomó criterios preferentemente racionales para construir su Teología.

Según Lucas (c. 24), aquel día, de mañana, las mujeres vieron la sepultura vacía y, a la vez, recibieron la noticia inexplicable de la Resurrección por parte de los ángeles, sin ver al Señor; aquella tarde, cuando el sol se pone, los discípulos de Emaús, participaron de la misma experiencia, de la mano del mismo Jesús, por la mediación de Su Palabra (Jn. 1, 14) recurriendo a toda la Escritura, manifestándose el Mesías en el Varón de Dolores; y aún se les manifestará más, por mediación de la Liturgia, en la fracción del pan. Después, ya de noche, serán los Once reunidos, origen de la Iglesia, quienes tendrán el encuentro personal con el Cristo resucitado.

 

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Investigaron e indagaron los profetas, que profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros.  Les fue revelado que no en beneficio propio sino en favor vuestro eran ministros de un mensaje que ahora os es anunciado.

1 Pe 1, 10.12

 

¡Muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron!

Mt 13, 17 michael kors tasche jet set